Bueno, no basta para que un fotón llegue, me temo, hay un valor umbral para estimular a un receptor. También depende de la luz de la vela, y ya puestos, de qué receptor toque. Si casualmente sólo llega a un receptor que casualmente es un cono para el color azul, y la vela es amarilla..... mala suerte.
De hecho, no es suficiente con que un fotón llegue a la córnea o la retina. Nuestros medios no son perfectamente transparentes. Ni dan un enfoque perfecto. Un sólo fotón que llega al ojo, a saber dónde acaba: absorbido por el cristalino (sí, el cristalino es un filtro para la luz visible, nuestras "gafas de sol", absorbe energía principalmente de poca longitud de onda, pero también dentro del espectro visible), estampado en el iris (tiene que entrar por la pupila, claro, pero ¿qué tamaño de pupila consideramos?, o difractado a una zona periférica de la retina.
Que por otra parte, estamos considerando que miramos la vela de frente y por tanto la mayoría de los fotones que lleguen (pero no todos) caerán en la retina central. Esta parte de la retina tiene mejor definición pero es menos sensible a la luz. Igual sería más eficaz mirar "de lado" a la vela, porque la retina periférica es más sensible cuando hay poca luz.
No nos podemos olvidar del contraste: veremos más lejos la luz de la vela si el entorno está oscuro.
Y por definición los objetos luminosos se pueden ver más lejos porque en estos casos las aberraciones ópticas son más aparentes. Por poner un ejemplo, el de una aberración óptica inevitable por muy perfecto que sea el ojo: un punto de luz se proyectará como una "mancha" rodeada de varios anillos cada vez menos intensos de luz
Conclusión: para contestar esa pregunta nos tendríamos que meter de lleno en aberraciones ópticas del ojo humano. Mucho tomate.
Por eso había preguntado si podemos considerar el ojo humano como un sistema óptico perfecto, así nos olvidamos de todo este tema y nos podemos concentrar en la retina.
Bien, el tema está dificilillo